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¿Qué es la meditación y porqué son tan beneficiosos los ejercicios de Mindfulness y los programas basados en el entrenamiento de la atención plena? 

La meditación es una manera de vivir, una manera de estar contigo y con lo que te rodea. Asociadas a la meditación, existen un conjunto de técnicas que persiguen el bienestar de la persona y que se libere del pensamiento incesante de la mente. Son prácticas que se pueden hacer en posición sentada, tumbada, de pie o en movimiento. 

Cuando meditamos, hacemos una pausa y prestamos atención a una sensación del cuerpo, o quizás a un pensamiento que emerge en la mente o tal vez a un agente externo, como un sonido. Con ello, podemos anclar nuestra atención y desde ahí, observar la naturaleza errante de nuestra mente, aprendiendo a relacionarnos de una manera más consciente con los contenidos que por ella pasan.

Observar las cosas tal como son

Aprendemos a meditar para poder observar las cosas tal como son y así centrar nuestra atención en lo que realmente estamos experimentando, sea esto agradable o desagradable. 

Con unos sencillos ejercicios de mindfulness, cualquier cosa que ya esté con nosotros, un pensamiento recurrente, un dolor físico, una molestia concreta o una preocupación, se convierte en una oportunidad para practicar Mindfulness, dirigiendo nuestra atención hacia eso que ya está ahí. De esta manera, pasa de ser algo desconocido a ser un objeto al que invitamos a entrar en nuestra consciencia, un nuevo huésped como diría el poeta sufí del sigo XIII Rumi en su famoso poema “La casa de húespedes”

¿Y qué practicamos en las clases de meditación? algo que los neurocientíficos llaman “silencio cerebral”, esto es, paramos el constante parloteo mental, esos pensamientos que aparecen sin llamarlos, regulando así nuestra atención a la vez que regulamos nuestra parte más emocional, reactiva y automática.

Un estudio publicado en la revista Science, de los psicólogos de Harvard Matthew A. Killingsworth y  Daniel T. Gilbert, apuntaba las siguientes conclusiones:

Comprobaron que la mente de las personas divagaba con frecuencia, independientemente de lo que estuvieran haciendo. La divagación mental se produjo en el 46,9% de las muestras y en al menos el 30% de las muestras tomadas durante todas las actividades excepto hacer el amor.

Se concluyó que las personas eran menos felices cuando sus mentes divagaban que cuando no lo hacían y esto era cierto durante todas las actividades, incluidas las menos agradables. Aunque era más probable que las personas divagaran sobre temas agradables (42,5%) que sobre temas desagradables (26,5%) o neutros (31%), las personas no eran más felices cuando pensaban en temas agradables que en lo que estaban haciendo en ese momento y eran considerablemente más infelices cuando pensaban en temas neutros o desagradables que en lo que estaban haciendo en ese momento. El vagabundeo mental, en esta investigación, fue generalmente la causa, y no simplemente la consecuencia, de la infelicidad. Lo que la gente pensaba era un mejor indicador de su felicidad que lo que hacía. 

En conclusión, una mente humana es una mente errante, y una mente errante es una mente infeliz. La capacidad de pensar en lo que no ocurre es un logro cognitivo que tiene un coste emocional.

Estas preocupaciones infundadas son una fuente importante de estrés, tensión y causa de agotamiento no sólo para la mente, sino también para el cuerpo físico. La meditación y la observación de estas conductas automáticas en los ejercicios de Mindfulness, nos ayuda a des-identificarnos con nuestros pensamientos y emociones. Por lo tanto aprendiendo a meditar aprendemos a regular nuestra atención y esto hace que tengamos mayor control sobre lo que asoma en la mente lo cual repercute en la sensación subjetiva de bienestar y calma, al no caer tanto en respuestas automáticas inconscientes.

Se podría decir que practicando Mindfulness nos liberamos, aunque solo sea en parte, del lastre que la rumiación de pensamientos ejerce sobre nosotros, nuestro entorno y la manera que tenemos de percibir la realidad.

 

Disfruta de la lectura del gran poema de Rumi: «La casa de los huéspedes»

Que tengas felices silencios llenos de consciencia.

El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recien llegado,
una alegría, una tristeza, una maldad.
Cierta conciencia momentánea llega
como un visitante inesperado.

¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
que vacían tu casa con violencia,
aún así, trata a cada huésped con honor.
Puede estar creándote el espacio
para un nuevo deleite

Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien quiera que venga
porque cada uno ha sido enviado
como un guía del más allá.

Rumi

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