En una de estas charlas, que se hacían en grupos de 8, nos tocó con Bob, y él, lo primero que hacía es preguntarnos sobre nosotros, nuestro nombre, a qué nos dedicábamos y bueno, un poquito sobre la vida de cada uno. De repente, un compañero de retiro al cuál no tenía el gusto de conocer, se presentó. Era una persona de unos 40 años. Dijo su nombre y apellido, y seguidamente, dijo soy TDA (trastorno déficit de atención), me lo diagnosticaron con 14 años.
Yo me quedé mudo porque uno de los aprendizajes que más me estaba calando en mi formación como profesor de MBSR, era justamente las identificaciones que a menudo arrastramos durante nuestra vida. Y ahí estaba mi compañero, con un diagnóstico que hacía casi 35 años le habían dado, y que aún, a día de hoy, se seguía identificando con él.
No voy a ser yo quien contradiga el diagnóstico, pero no me cabía duda de que mi compañero de retiro era mucho, mucho más que un TDA. Y aquí reside, en mi opinión, uno de los grandes aprendizajes de Mindfulness. El observar cómo nos podemos llegar a identificarnos, e identificar a los otros, con una idea, concepto, o etiqueta que nos han o nos hemos impuesto. En todo caso, no dejan de ser meras opiniones subjetivas que solo describen una parte de la realidad pero que nos puedan llegar a limitar en nuestra manera de relacionarnos con el mundo.
Mindfulness nos invita a mirar esa dinámica de la mente, y desde esa nueva observación, poder transcender eso con lo que te sientes identificado (o identificas a los demás) ya que seguramente haya mucho más detrás de esa etiqueta.
La capacidad de re-percibirte
Bien, pues, para eso sirve el Mindfulness. Para re-percibir esa idea con la que te has identificado, o has identificado al prójimo, sea cual sea, darte cuenta de que puede no ser del todo cierta. Por lo menos date la libertad de ponerlo en duda, y hacerte algunas preguntas al respecto.
¿Cómo quiero yo, en este preciso momento, relacionarme con eso que me han dicho que soy? ¿con eso con lo que he nacido y hace que me sienta diferente? ¿y con la persona que socialmente se cree que debo ser? ¿y qué pasa con las etiquetas que pongo a las demás personas? ¿de dónde nacen? ¿son ciertas o es tan solo mi opinión subjetiva?
Mindfulness nos da la libertad para deshacernos de todas aquellas identificaciones, especialmente las que nos limitan, a base de miedos, enfados, acusaciones, juicios, apegos y rechazos. Pudiendo percibir, desde un punto de vista mucho más consciente, lo que realmente hay detrás de todo ello, Qué hay dentro de ti. Con qué te identificas ahora mismo. Cómo eres, y quién quieres ser.
Comparto contigo una certera alusión a que realmente todo fluye y todo cambia, aunque los conceptos sobre nosotros y de los demás, puedan seguir ahí, permanentemente en nuestra mente.
“Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo rio, pues la segunda vez el río ya no es el mismo, como tampoco lo es el hombre” Heráclito de Éfeso