Meditar se me da FATAL:
Agradecimientos

Aquí encontrarás los agradecimientos que aparecen en el libro Meditar se me da FATAL de Eduardo Jáuregui. Algunas referencias puede que te resulten un tanto crípticas, hasta que te leas el propio libro…

Me gusta pensar que soy el autor de mis libros, pero no es más que la habitual arrogancia de Captain Free. Las letras que salen de mi pluma estilográfica se componen de gotitas que he ido acumulando en incontables lecciones, lecturas, cuentos, conversaciones y experiencias a lo largo de cincuenta años. Quiero agradecer en especial a…

• Mi fantástico Club del Ganchillo, cuyas ocurrencias fui seleccionando y editando; Teddy, que aguantó como un campeón durante las largas horas de escritura; mi divertidísimo Monstruo de la Dopamina, que me regaló inmensas cantidades de placer creativo; la Banda de la Amígdala, que me ha salvado la vida tantas veces; los Ogros, las Brujas y los Fantasmas que me defienden de todo tipo de daños y perjuicios; la Reina de los Relojes, que me recordó doscientas mil veces la fecha tope; mi Escéptico Oxoniense, que me impulsó a pulir y perfeccionar; mi Optimista Californiano, que me animó cuando lo necesitaba; esa hábil hacker, La Hechicera, que me prepara cada mañana un mundo bien ordenadito por el que navegar; y por supuesto Captain Free, que hace lo que puede por despertar.
• Emanuela Lombardo, chica lista que me puso en el camino a pesar de mis resistencias, y con la que sigo aprendiendo a amar, jugar y vivir día a día; Franco Lombardo, Adriana La Farina y Licia La Farina, que le pusieron a ella en el suyo; mi madre Teodora Narváez y mi padre José Antonio Jáuregui, a quienes debo la vida, cantidades incalculables de amor y humor, y buena parte de mis ideas, valores y peculiaridades; mi hermano Pablo, Kira, Darío y Paula; mi hermano Javi, Gudrun, Eva y Leo; mi hermana Elena, François, Clara y Sofía; mi hermana Maite, Tom y Óscar; todos los Jáureguis y los Narváez; Sibila, Terry, Apolo, Argo, Frida, Bonnie y Clyde; the Star Wars Posse, los Rhubarbs, la Chusma de la Colmenaka y todas mis amistades (humanas, animales y vegetales) de Oxford, Madrid, Los Ángeles, Londres, Florencia, Sicilia, Zaragoza, Collado Mediano y tantos otros lugares alrededor de este bello planeta; toda esa gente que me rodea y colabora en mi bienestar, casi siempre sin darme cuenta de ello; sus antepasados y sus antepasados y así hasta los primeros microorganismos.
• Jon Kabat-Zinn por consagrar su vida a este esfuerzo y por su generosidad al leerse y comentar partes de mi manuscrito; Saki Santorelli, Lynn Koerbel y sus demás colaboradores en el Center for Mindfulness, Health Care and Society de la Universidad de Massachussetts, el Mindfulness Center de la Universidad de Brown y toda la comunidad internacional del mindfulness; Gustavo Diex y Rafael G. de Silva, que me guiaron en mi primer MBSR, y sus escuelas Nirakara y Habitar el Tiempo; mis maestras en el Foundations y TAI, Ana Arrabé, Carola García y Beatriz Rodríguez Vega; mis guías de retiros Bob Stahl, Florence Meleo-Meyer, Carolyn West y Patricia Genoud-Feldman; Antonio Russo y mis demás profes de yoga en las escuelas Himalayan, Sivananda y Satyananda (special thanks a Swami Krishnananda por animarme a meditar “cuanto antes”); mi director de tesis Steven Lukes y mis docentes en el Instituto Universitario Europeo, Oxford University, London School of Economics, Loyola High, Marymount, King’s College y The Squirrel School; Mr. Lavner, y mis demás profesores de música.
• Richard Davidson, Tania Singer, Judson Brewer, Martin Seligman, Sonja Lyubomirsky, Alice Isen, Mihalyi Cszikszentmihalyi y toda la comunidad de las ciencias contemplativas, la psicología, la antropología, la sociología, la ciencia en general y la filosofía en todas sus vertientes, desde los doctorandos que pondrán patas arriba todo lo que creemos saber hasta los primeros homínidos que se preguntaron de dónde venía la lluvia y cómo resguardarse de ella.
• Thich Nhat Hanh, Jane Goodall, el XIV Dalai Lama, Malala Yousafzai, Gandhi, Harriet Tubman y todas las y los buscadores, místicos, eremitas, nómadas, altruistas, aventureros, activistas, emprendedores, poetas, artistas, bufones y demás gente despierta a lo largo de la historia y la prehistoria.
• Mi equipo de Modo Ser —Gabriela Rdz. de Miguel Heredia, Mercedes Piñeiro, Maricruz Lavín, Iñaki Guridi, Óscar Díaz— que tanto me ha apoyado, enseñado y aguantado; toda la gente que ha formado parte del proyecto o ha participado en nuestros cursos y sesiones desde su origen como la iniciativa solidaria MoebiusMind; la “cuchi-sanghi» y demás participantes del Foundations, TAI y MBSR, del TTC y clases de las Escuelas Sivananda, Himalayan y Satyananda; mis compañeros de camino Daniel Morduchowicz, María Ferrara, Rino Bertoloni y Uli Diemer.
• Mis colegas profesionales, artísticos y utópicos, sobre todo Jesús Damián Fernández, Jesús Jara, Julián Pelacho, Ricardo Buil, Carmen García-Trevijano, Carmelo Vázquez, Gonzalo Hervás, Marisa Salanova, Carmen Soler, Florent Amión, Manuel Antonio Férreo, Sergio del La Calle, Pilar Valladolid, Isaac López Pita, Alberto Triano, Ángel Largo, Miguel Ángel Cristobal, Carla Boyer; Félix Lozano, Berta Lázaro, Ibai Martínez, Isabel Ávila y la comunidad Teamlabs; Lotfi El-Ghandouri y la comunidad Impact HUB; Javier Pastor y los improvisadores del Club de la Impro, Impromadrid y Absurdia; Antonio García Sansigre y el equipo de Thinking Heads; Juan García Cerrada y su Instituto Quevedo del Humor; Quim Gil y la red Espiral; Laurie Mazzuca y todo el campus de Madrid de Saint Louis University; Pierdomenico Baccalario, Lorenzo Rulfo y el equipo de Book on a Tree; mis equipos en Scient, Netjuice, Meta4 y El Corte Inglés.
• Mi editora Marta Sevilla, mi agente Alex Dobler y toda la gente que me ha ayudado a crecer en el mundo editorial; Daniel Torrelló por la foto de autor; Álex Monagas por las fantásticas ilustraciones; Roser Orra por su ingeniosa y cuidada maquetación; el equipo de Urano; Steve Bickers por explicarme sus ideas sobre el cuerpo y alma de Summer Breeze.
• Emanuela Lombardo, Arantza Martínez, Ausiàs Cebolla, Luis Valdivieso, Licia La Farina, Mariacaterina La Barbera, Ana Arrabé, François Holmey y Carmelo Vázquez por regalarme sus comentarios sobre la primera versión del manuscrito; Bob Stahl, Florence Meleo-Meyer, Tara Brach, Pablo d’Ors, Matthieu Ricard y Remi Parmentier por sus bellas palabras apoyando la criatura.
• George Lucas, Lana y Lilli Wachowski, J.R.R. Tolkien, J.K. Rowling, Paul Auster, Zadie Smith, Edgar Allan Poe, Charlotte Brönte, Miguel de Cervantes y todas las generaciones de cuentacuentos a lo largo de la historia; y por supuesto mis lectoras y lectores de todas las edades.
• Las farola que se puso en mi camino, las personas que me desafían diariamente, mis errores, fracasos, torpezas y desilusiones, y todo lo que me ayuda a crecer, aunque sea a regañadientes. Sí: incluso esa dichosa canción de Rick Astley.

A todas ellas, y a todas las que se me habrán olvidado en mi habitual despiste, gracias de corazón. Y ahora me voy a leer lo que habéis escrito. A ver si aprendo algo…